La uña encarnada es un problema muy frecuente entre la población y que darse a cualquier edad. Una uña encarnada se produce cuando durante el crecimiento de la misma los bordes de la uña se meten a través de la piel de los laterales de los dedos, que provocan en el dedo una reacción de cuerpo extraño y puede ir asociada a dolor, hinchazón, enrojecimiento e infección.

Aunque de primeras pueda parecer un problema leve, es importante acudir al podólogo ante los primeros síntomas para evitar que el dolor y la infección vayan a más.

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¿Qué factores provocan una uña encarnada?

Una uña encarnada puede surgir como consecuencia de muchos factores. Entre ellos los traumatismos; La presión que puede tener lugar sobre la uña, o en alguno de sus laterales, puede producir que la uña termine por clavarse en el dedo.

El tipo de calzado, demasiado ancho o apretado en la puntera, también puede producir este problema. En el caso de los zapatos apretados, pequeños o terminados en punta, la uña puede comprimirse o causar que el zapato golpee directamente en la uña del pie. En cambio, si el zapato queda más ancho o grande de la cuenta, puede ocurrir que se produzcan microtraumatismos repetitivos en las uñas y pueden provocar que la uña se clave.

Otro aspecto que debemos cuidar especialmente es la forma en la que cortamos las uñas y las malas costumbres en el cuidado de nuestros pies. La manera adecuada de cortar las uñas es no dejarlas demasiado cortas ni redondear los bordes en lugar de dejarlos rectos. Cuando las uñas no se cortan bien, éstas pueden terminar girándose hacia abajo y enterrarse en la piel.

Las personas que tienen uñas gruesas también son más propensas a sufrir uñas encarnadas, ya que pueden tener más dificultad para mantener un arreglo adecuado de las uñas, igual ocurre con aquellas que tienen alguna deficiencia en la vista o dificultad física que les permita alcanzar a cuidar  los dedos del pie.

Otro mal hábito que pueden desencadenar este problema es desgarrar o hurgar en las esquinas de las uñas, un gesto que suele hacer cuando se intentan limpiar la suciedad que queda incrustada en las uñas.

También puede ocurrir que se nazca con tendencia a tener uñas encorvadas que crezcan hacia abajo, o que las uñas sean demasiado grandes para el tamaño de los dedos.

El tratamiento a aplicar dependerá del estado de la uña encarnada, de la infección y del tipo de deformidad. En función de esto se optará por un tratamiento conservador o una intervención quirúrgica.

Tratamiento conservador para las uñas encarnadas

Con este tratamiento se trata de reeducar las uñas para intentar corregir este problema.

Antes que nada, el podólogo tratará de eliminar el trozo de uña que se haya incrustado en la piel, teniendo en ocasiones que aplicar un antibiótico antes o después de la intervención, así como la realización de baños podológicos para la mejora de los síntomas.

Posteriormente, durante el seguimiento, el podólogo puede recomendar una serie de cuidados para modificar y corregir el crecimiento de la uña y prevenir que pueda producirse el mismo problema de nuevo.

Tratamiento quirúrgico de la uña encarnada

Cuando el problema de uña encarnada se encuentra en una fase más avanzada o no se ha podido corregir con el método conservador, puede ser necesario recurrir a la cirugía. En este caso se procede a poner anestesia local y a corregir la deformidad del aparato ungueal de forma definitiva.

Las uñas encarnadas se vuelve un problema más serio en personas con diabetes, mala circulación y problemas neurológicos.

Es importante acudir a un especialista cuando se padece un dolor intenso, inflamación, fiebre y enrojecimiento, si se tiene diabetes, o si no puede recortar o redirigir una uña encarnada a la piel.

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