La estética dental es fundamental para el autoestima de las personas, la confianza en nosotros y la valoración que tenemos de nosotros mismos, ya que unos dientes manchados, amarillentos o torcidos provocan que los pacientes se sientan inseguros a la hora de hablar o sonreír.
Además, la sociedad actual tiende a valorar muy positivamente que estos aspectos estéticos se cuiden, especialmente en trabajos de cara al público o en los que el aspecto físico deba cuidarse al detalle, como es el caso de modelos, presentadores o actores.
Una de las soluciones más eficaces y demandadas para mejorar el aspecto de nuestra sonrisa son los blanqueamientos dentales, pero también es uno de los tratamientos que más mitos y mentiras provoca, probablemente por todos aquellos blanqueamientos caseros perjudiciales para la salud o que no están supervisados por un dentista.
A continuación tratamos de aclarar qué hay de verdad y mentira en los mitos que existen sobre el blanqueamiento dental.
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El blanqueamiento dental destroza el esmalte de los dientes.
Falso. Muchas personas que no se animan a dar el paso de hacerse un blanqueamiento no lo hacen por miedo a dañar sus dientes. Los blanqueamientos que no están controlados por expertos ni siguiendo las pautas adecuadas pueden hacer que los dientes se debiliten y se desgasten poco a poco. No obstante, un tratamiento profesional no tiene porqué dañar el esmalte ni provocar que se vuelvan más sensibles.
El bicarbonato blanquea los dientes.
Falso. El bicarbonato es uno de los remedios caseros más utilizados para blanquear los dientes. No obstante, debemos saber que este producto es altamente corrosivo y abrasivo, y que por tanto si lo utilizamos directamente sobre nuestras piezas dentales estaremos dañándolas. Además, estos remedios tienen un efecto falso blanqueante que desaparecerá a los pocos días. Este compuesto abrasivo suele provocar problemas de sensibilidad dental.
El limón es un remedio casero eficaz para blanquear los dientes.
Falso. Al igual que ocurre con el bicarbonato, este ácido daña el esmalte cuando se utiliza de forma continua y abusiva. La acidez del limón daña de forma progresiva el esmalte y lo decolora, haciendo que la pieza dental quede más expuesta a posibles caries y fracturas. De hecho, cuando bebamos bebidas con un alto concentrado de limón, se recomienda beberlas con pajita para que no estén en contacto directo con los dientes.
No se pueden consumir alimentos ni bebidas con colorantes durante el tratamiento.
Mientras se esté sometiendo a un procedimiento de blanqueamiento dental es aconsejable consumir alimentos y bebidas que puedan afectar al resultado final. La durabilidad del tratamiento blanqueante se verá reducida si el paciente consume en exceso bebidas o alimentos como café o té. De igual modo ocurre con el tabaco.
Existen pastas de dientes que blanquean los dientes.
Falso. Las pastas dentales que prometen blanquear algunos tonos nuestros dientes cuentan con una proporción muy pequeña de activos de blanqueamiento dental. No obstante, al tratarse de pastas abrasivas pueden eliminar manchas exteriores y dar la impresión de que los dientes se vuelven más blancos.
Cualquiera puede hacerse un blanqueamiento dental.
El dentista deberá ser el profesional que tras estudiar el caso de cada paciente recomiende o no este tratamiento. Los blanqueamientos no se recomiendan en menores de 15 años que aún no tienen el esmalte formado, embarazadas, pacientes con enfermedades periodontales o que se hayan sometido a muchas restauraciones, pacientes alérgicos a la fórmula blanqueante o pacientes que sufran retracción gingival.
Como conclusión, podemos afirmar que acudir y ponerse en manos de un profesional cualificado es la manera más eficaz de evitar posibles problemas en nuestros. No podemos olvidar que cada paciente tiene unas necesidades diferentes y que no existen dos bocas iguales.